Escribo estas líneas con la emoción palpitándome en la yema de los dedos. Más que un artículo es una declaración de amor, una carta de despedida a esta hermosísima ciudad donde el viajero siente más que en ninguna otra parte que la palabra «siempre» es sinónimo de vanidad. Adiós, Roma. Te dejo justo hoy, en el aniversario de la muerte de Leónidas, aquel espartano que murió para que los bárbaros no entraran en Europa. Sin embargo, los bárbaros no hemos hecho otra cosa que entrar y salir de la historia de Europa. Nuestra especie no da sino bárbaros a los que asusta el espectáculo de su propia grandeza. Y, como para no olvidarnos de quienes somos, cuando la finura nos circunda la sacudimos hasta convertirla en ruinas.
Impasible el ademán…
Krugius!