Hay nueva película en cartelera.
Escenario: un pueblo con mar y con historia.
Personajes: una raza morena con pasado imperial y con una casta política infame, comandada por una familia de sátrapas.
Argumento: aprovechando la coyuntura de una crisis socioeconómica en los países europeos, un grupo de revolucionarios decide alzarse en armas contra el tirano y promulgar una Constitución acorde con los nuevos tiempos. En un primer momento todo parece ponerse de su parte; sin embargo, las fuerzas adeptas al régimen reaccionan y machacan a los revolucionarios que, menos numerosos y con recursos muy limitados, están a la espera de que países extranjeros les envíen ayuda. Pero la ayuda, ay, nunca llega y la familia de tiranos, que ha narcotizado con oro las conciencias de las potencias extranjeras, vuelve a hacerse con el poder durante siglos. Los revolucionarios: desterrados, encarcelados, fusilados o amaestrados.
¿Egipto? ¿Libia? No, España. Un 19 de marzo de 1812. Luego volvería a ocurrirnos en el verano de 1936, y está ocurriendo de nuevo, sólo que esta vez los protagonistas no somos nosotros.
En fin, que, como ven, la película es una vieja reposición y por eso sabemos de antemano cómo acabará en los países árabes ese sueño de libertad. Lástima, porque tenemos la certeza de que ayudarles habría sido lo correcto.
Cuenta Cicerón que una vez llegó un anciano al teatro y no encontró sitio libre ni nadie que se lo cediera, pero cuando se acercó a la zona de los embajadores lacedemonios estos se levantaron como un solo hombre y le ofrecieron sus asientos. Entonces, el teatro entero arrancó a aplaudirles, por lo que uno de los lacedemonios comentó: los atenienses sí saben lo que es correcto, lo que no saben es hacerlo.
SIMPLEMENTE….Me encantó. Felicidades.