Burro: son muchos los que pueden sentirse ofendidos si se usa alegremente esta palabra ya que, en la jerga política, sirve para definir al político que de puro torpe se deja pillar por la justicia. Tampoco debe pronunciarse, por los mismos obvios motivos, las palabras borrico, pollino, jumento y rucio. En los últimos años, además, esta palabra está desplazando su campo semántico y también se aplica para definir al tipo corto de sesera y largo de lengua que rebuzna más que habla, con lo cual el arquetipo al que alude adquiere dimensiones inconmensurable
PALOMO COJO Y OTRAS PALABRAS PROSCRITAS PARA POLÍTICOS PATOSOS
Breve glosario de nombres de animales que son como minas personales que pueden estallar en la boca de políticos y personajes graciosetes, despistados, obsoletos o simplemente simples.
Buitre: ojo con esta palabra, no pronunciarla a la buena de Dios porque puede sentirse ofendido el gremio de banqueros, prestamistas y usureros con la que lleva siglo relacionada. El escudo de armas de La Cofradía del Buitre Carroñero, cuya presidencia regenta Botín, presenta en campo de sinople tres buitres leonados al natural sentados sobre una calavera y garras tintadas de gules. Al fondo, sobre el horizonte, un sol como un euro de oro.
Cabrón: Puede sentirse agraviado el marido de la cabra. Pueden ofenderse a su vez los naturales de la muy noble ciudad de Cabra, en Córdoba. También podemos ofender al Diablo, al que se conoce en su círculo de amistades como el Gran Cabrón. A los políticos que prometen y no dan o que dan lo que no prometieron no les cuadra, pues, la palabra cabrón sino que desde aquí se recomienda el uso de estas otras de parecido significado y que no molestan a nadie: bellaco, canalla, granuja, tuno, pícaro, tunante, rufián y truhán.
Cerdo: A los del gremio del embutido en general y a los del jamón ibérico en particular les sienta fatal que se use esta palabra para designar a personas que ni alimentan ni dan sabor a la sociedad. Si lo que queremos definir es a un tipo de aspecto desaseado, se recomienda el uso de las palabras sucio, desaliñado, maloliente o, si estamos ante un caso grave y extremo, con llamarle Torrente va bien despachado.
Lagarta: reservada para algunos personajes femeninos de la serie V.
Mariposón: Maldita la gracia que les hace a los entomólogos el que vulgarmente se confunda el hallazgo de una rarísima mariposa –lo que viene siendo, para los del oficio, un mariposón-, con un señor que viste de Prada y que, por lo general, necesita muchísimo espacio físico para desarrollar su personalidad.
Palomo cojo: si estas dos palabras salen de la boca de un político arcaico y cae en los oídos de un cómico avispado, se te puede llenar la ciudad de gente deseosa de algazara y de pasarlo en grande. Desde aquí me sumo al revuelo de todos los palomos cojos del mundo y les animo a que unan su zureo alegre al coro de todos los pájaros de buen agüero que desde hace mucho venimos pidiendo un cambio radical y pacífico en el mundo.
Zorra: la única a la que puede llamarse por este nombre sin que se sienta ofendida es a Catherine Zeta-Jones, la mujer del Zorro.
Borregos, vacaburras, cotorras, carneros, gorilas, y mis preferidos: los camellos – por lo de los reyes magos, eh?-
Basiliscos, hidras, perras, perros, tiburones, linces, serpientes, y algún conocido común que dice siempre eso de "estoy como un toro"