Para un español del primer cuarto del siglo XXI, la palabra “tertuliano” tiene connotaciones peyorativas, principalmente a causa de la proliferación de reuniones televisadas de gente de todo pelaje y condición hablando, pontificando y cotorreando de cualquier asunto, ya divino, ya humano. Son tantas y tan vergonzantes la mayoría de estas tertulias que el nombre de tertuliano no podía salir indemne. Si nadie lo remedia, pasará a engrosar la larga lista de insultos del vocabulario español, y en los atascos y peleas de bar, en vez de mentarse a las madres, se ofenderán unos a otros tildándose de tertulianos.
Y es el caso que, en cierto sentido, la palabra tertuliano nació con esa intención.
De origen le viene al tertuliano
En el siglo XVII se empezó a usar como apodo burlón para definir al público que ocupaba la parte alta de los antiguos teatros, por ser éstas personas de clase social relevante, y que, al parecer, gustaban de mostrar su supuesto nivel cultural aderezando las conversaciones con muchas citas de Tertuliano, uno de los padres de la Iglesia, nacido allá en Turquía por el siglo II de nuestra era.
De hecho, a ellos apunta la primera referencia escrita que tenemos de la palabra tertulia, escrita por la mano de Juan Antonio de Valencia Idiáquez, el que fuera regidor perpetuo de la ciudad de Salamanca durante el reinado de Carlos II, el cual anotó en su diario, publicado luego con el nombre de Misceláneas, estas palabras fechadas el jueves 14 de julio de 1678:
“Háblase mal, y con poquísimo decoro, del Gobierno de S. A. Los que más han vertido esta ponzoña son los mismos criados de D. Juan, viendo que a unos ha colocado y a otros no. Había además una tertulia, cuyos tertulianos se ocupaban en satirizar todo lo de D. Juan”.
Es decir, ya en época del señor Juan de Valencia los tertulianos eran gente de lengua afilada, maledicente y dada a la sátira.
De la tertulia y el tertuliano
En el diccionario de Autoridades de 1739 se recoge por primera vez la voz tertulia con tres acepciones.
- La junta voluntaria o congreso de hombres discretos, para discurrir en alguna materia.
- Se llama también la junta de amigos y familiares para conversación, juego y otras diversiones.
- En los Corrales de Comedias de Madrid es un corredor en la fachada frontera al teatro superior y más alto a todos los aposentos. En este mismo diccionario se le da el nombre de Tertulio o Tertuliano o Tertuliana, el que asiste o concurre a la tertulia con sus amigos para divertirse.
Respecto a su etimología, en ningún diccionario, académico o extraacadémico, se ha incluido jamás la etimología de esta palabra, a la que otorgan un origen incierto. Es el lexicógrafo Joan Corominas quien apunta como verosímil la idea de relacionar esta palabra con el nombre de aquel patriarca de la iglesia, el ínclito Quinto Septimio Florente Tertuliano, un cartaginés del siglo II d.C. moralista muy riguroso y que defendía que “no hay que investigar ni curiosear después del Evangelio”. En opinión de muchos, se le llamó Tertuliano porque se le consideraba tres veces más sabio que Marco Tulio Cicerón, esto es, un Ter Tulio.
Dice Corominas que esta etimología una locura, porque el caso es que está fundada en una mala interpretación de un pasaje de San Agustín donde philosophaster Tullius se convirtió en philosophus ter Tullius.
La idea es ridícula, claro, pero fue defendida por el ala conservadora de la iglesia, a la que convenía alzar a un patriarca por encima de un pensador pagano. A los filósofos más liberales les sonaba a simpleza. Y durante años estuvieron discutiendo unos y otros sobre la etimología de la palabra pero sin llegar nunca a un acuerdo, es decir, como tertulianos.
(Este post sobre la palabra tertuliano forma parte de la sección Te Tomo La Palabra que cada sábado se emite en el programa Gente Corriente de Canal Extremadura Radio. Puedes oírlo aquí)