Hoy no es un día cualquiera. Es el Día Mundial del Orgullo Pagano. Puede que en su pueblo el paganismo no tenga el tirón del Zumba o del Gangnam Style, pero le aseguro que en este mismo instante y desde 1997, cada 20 de septiembre, como siempre sin tarjeta, cientos de miles de personas celebran el orgullo pagano en todo el mundo.
La idea es extraordinaria. Festejar la memoria de las divinidades ancestrales. Rezar a los viejos dioses de la humanidad injustamente olvidados, la Madre Tierra, Atenea, Júpiter, Camilo Sexto, gente así. Yo he querido dedicar una oración a Zeus, hijo de Cronos y de Rea. Ahí va.
Zeus nuestro que estás en el Olimpo, santificado sea tu nombre, perdona si, siendo tú hijo de dioses por parte de padre y de madre, te cambiamos por el hijo de un carpintero. En nuestro descargo tengo que decir que no nos movió la avaricia, ya que ahora hasta morirse sale más caro. Contigo bastaba entregar dos óbolos a Caronte y se agilizaban los papeleos de ingreso en el más allá. Ahora ni siquiera nos garantizan que el más allá sea un sitio material, y ya me dirás tú, si el cielo es virtual como twitter o como un muro de facebook, quién va querer pasarse la eternidad leyendo frases de Paolo Coelho. Tampoco fue por intereses de clase, créeme, que si en tus tiempos los hombres éramos esclavos y durante el cristianismo primitivo fuimos siervos, ahora somos jóvenes emprendedores, que es una diabólica mezcla de ambas cosas y los latigazos, encima, corren por cuenta propia.
Hágase tu voluntad así en la tierra como en el Olimpo y, si te hace ilusión, vuelve a portar la Égida sentado en aquel trono desde el que gobernaste Europa por tantos siglos pero, no es por ofender, Zeus, si de verdad quieres lograrlo, tendrás que esmerarte más de lo que lo hiciste, porque no digo yo que ser el amo del rayo y del trueno no tenga su mérito y asuste un huevo, pero es que la nueva Iglesia manda ahora en los huevos, en los rayos, los truenos, la electricidad, el teléfono, la prensa y en los mercados bursátiles, y eso sí que acojona. Tendrías que modernizarte. Hacer un máster de rejuvenecimiento empresarial o algo así. Te pongo un ejemplo: cuando a ti te entraba por el ojo un chico o te encaprichabas de una chica, un Adonis, una Alcmena, por ir concretando, tenías que disfrazarte de águila, de toro, de lluvia dorada, de Anfitrión, en fin, buscarte la vida para darte un rato gozoso, con lo que eso estresa. Ahora no. El dios de ahora ni se inmuta. Ahora está todo mucho más delegado y los gozos se reparten por parroquias. Ya sé que dirás que la Iglesia, entonces, está loca de remate y que precisa un psiquiatra con toda urgencia. Así es, y por eso han nombrado Papa a un argentino
Nadie puso nunca en duda el valor de tus milagros: matar a Crono, vencer a los Titanes o transformar a Atalanta en una leona, pero no hiciste el único capaz de convencer a un español: convertir el agua en vino. Pero hoy es tu día y no estoy aquí para tocarte la moral. Danos la baguete de cada día. No nos dejes caer en la Recesión y líbranos del Eje del Mal. Amén.
Publicado en el diario HOY el sábado 20 de septiembre 2014