Como se moría un pobre indio, mandaron llamar al cura. No hay ni qué contar las que pasó el pobre sacerdote para llegar al lecho del moribundo, atravesando kilómetros de selva guatemalteca. Y, encima, estando casi a las puertas, va y se le cae el viático. Menos mal que el cura resultó hombre de recursos. Arrancó el ala de una cucaracha y la hizo pasar por oblea. La puso en la lengua del moribundo. Se le pegó al paladar. Empezaron las toses y las arcadas. El cura decía: «Cree, hijo mío, cree». Y, de medio lado que pudo, el indio contestó: «creo, padre, pero no me lo trago».
Cuando me enteré que el Rey había sido elegido el personaje más grande de la historia de España me vino a la cabeza este cuento de Miguel Ángel Asturias.
No cuestiono que sea grande, pero mucho más grande es Gasol, por ejemplo, y no tiene sueldo oficial ni cargo hereditario. No deja de ser sorprendente la fascinación que la gente siente por el modo de vida Real, realmente fascinante. Pero lo que a mí me pasma es imaginarme a la gente en sus casas, mirando la tele gracias a la tecnología que otros inventaron; disfrutando de un ocio que costó ríos de sangre; velando el sueño de unos hijos que al día siguiente irán a un colegio gratuito y obligatorio sólo porque años atrás unos tipos se jugaron la vida para alcanzar ese privilegio exclusivos de señoritos, y que todo se lo haya tragado la indiferencia y el olvido. ¿Siglos de revoluciones, millones de vidas sacrificadas hasta lograr esto que con tanta indiferencia disfrutamos y, para una vez que nos preguntan, decimos que lo más grande que ha pasado por aquí ha sido el Rey?
Lo he visto con mis ojos, y lo creo. Pero no me lo trago.
ostras, cuanta razón… y ver en las portadas de las revistas que una tal Leticia lo está haciendo muy bien y que está muy guapa con todo el vestuario que le pagamos, todas sus sesiones de pelu y maquillaje, hasta su nueva nariz… y todos tan contentos! que campechano el Rey, dicen, que come hasta huevos fritos… pues eso, que él puede elegir, otros sólo comen huevos fritos porque no les alcanza el presupuesto para más. La Monarquia consentida y alabada es aún peor.
Acho, como lo lea tu amiga la Leti… te va a llamar al orden, ¿no?
Si sólo fuera la nariz… creo que son ya seis operaciones de estética… no es el mensaje más oportuno para las mujeres. No somos objetos que viven del cuerpo. Ya ni sonríe para que no le salgan arrugas, parece una estaca
Este es el papa que me gusta a mí, ahí, dándole duro a la Monarquía.