Querido Diario, en la clase de hoy la señorita nos explicó lo que es una república y lo que es una monarquía, que son cosas que, al parecer, conviene mucho saber para que cuando seamos mayores tengamos claro, al menos, a quién tenemos que insultar.
La monarquía es un sistema de gobierno que está muy bien porque lo inventaron los antiguos. Si nos dio más razones, o no me acuerdo o no me quedaron claras. Seguro que no entra en examen. Lo que sí sé es que en época de los romanos al monarca le llamaban rex, pero cuando cayeron en la cuenta de que ese era el nombre de un tiranosaurio decidieron cambiárselo y le llamaron rey, pero cuando cayeron en la cuenta de que ese era el nombre con el que las cajeras de los supermercados llaman a los yayos decidieron cambiárselo y le pusieron Majestad. Y en esas estamos.
El de Majestad, aunque no lo parezca, es uno de los oficios más difíciles del mundo. Para empezar, no pueden faltar nunca al trabajo y si un día, por lo que sea, se quieren buscar una excusa, tienen que romperse una cadera. O abdicar, que no sé lo que es pero que tiene que ser cosa mala porque dice mi padre que el que se abdica, ajos come. Por otro lado, no puede gobernar, ni dictar leyes, ni presentarse a un casting de la Voz por muy bien que lo haga, lo más que le dejan es salir vestido de comunión en los desfiles siempre y cuando ponga caras muy serias como si todo aquello le importarse mucho, aunque en realidad esté pensando ¿y qué pongo yo para comer mañana? Mi padre dice que el de Majestad y el de tabernero son los dos oficios más sacrificados pero que, si tengo que escoger, el de tabernero lo ponga como segunda opción.
Además, resulta que el oficio de Majestad no va solo de política sino que también posee muchas significaciones religiosas, porque para los creyentes está ahí por la gracia de Dios y, para los ateos, para demostrar que al menos hay alguien en este país que vive como los dioses. Luego, para terminar con este punto, la señorita nos dijo que el rey estaba aforado y a mí aquello me dio mucha pena porque me sonaba a enfermedad de garganta. Ya en casa, mi padre me explicó que eso es estar afónico, que lo de aforado, para que yo me enterase, tiene más que ver con forrarse y hacer luego mutis por el foro sin rendir cuentas. Tiene su lógica, pensé yo, que no todo va a ser sacrificarse por nosotros.
Y de ahí la señorita pasó a hablarnos de la república, que es un sistema de gobierno que está muy bien porque lo inventaron los antiguos. Mi amigo Dieguito dice que es mucho más entretenido que una monarquía porque, al menos, cada cierto tiempo cambian al señor de los discursos de Navidad. Claro que luego, a mi amigo Dieguito, sus padres, que son de ABC, le lavaron la boca con jabón. No me explico cómo hay gente que le tiene miedo. En América, que son muy modernos y muy de derechas, gastan república y no pasa nada; aunque dice mi abuelo que por eso los castiga el Señor y nunca llegan a octavos en los Mundiales.
En fin, querido Diario, como ves, con los adultos nunca sabe uno a qué atenerse.
Publicado en el diario HOY el sábado 14 de junio de 2014
en dos palabras BRAVO