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Vengo de ver Lo imposible, de Juan Antonio Bayona. La película más taquillera del cine español. 27,5 millones de euros recaudados al día de ayer. Siete de ellos son míos. La película está bien, sin pero alguno. Si acaso, algo sobrevalorada la historia. Una catástrofe deja en la calle a una familia española y, sin más recursos que la fe y la voluntad de unos padres desesperados, salen adelante. Pero eso, Bayona, no es un imposible. Eso es el pan de cada día. Más de500 desahucios diarios, y no se arma la de San Quintín. Eso sí que parece un imposible. Y aún dicen que somos una sociedad violenta.
Por el honor de un esposo cornudo, ardió Troya. Nosotros, que hemos sido cornudos por la izquierda y por la derecha, hacemos portada de un encapuchado quemando un contenedor. El resto, mira, se escandaliza y vuelve a su fila del paro, tan callando. Ahí tiene usted otro imposible. Que un partido llegue al poder prometiendo el paraíso y nos arroje al infierno de los seis millones de parados sin que nadie les toque la cara por ineptos y mentirosos, he ahí un imposible. Que un partido que llegó a la oposición tras una maratón de decepciones continúe vendiéndose a sí mismo como una esperanza blanca sin que la gente se muera de risa al escucharles, ese es otro imposible para una película de catástrofes.
En verdad, si nuestro cine no prospera no será por falta de argumentos. Los hay de película de risa: ante la acusación de despilfarrar dinero público en 85 asesores, la Junta, mal asesorada, dice que más asesores tenían otros antes. Y los hay de película de miedo: España venderá en breve 200 carros de combate a Arabia Saudí. Imagine usted que nuestro Ministerio de Defensa antepusiera los derechos civiles de los saudíes al lucro de la venta. Ahí tiene otro imposible.
Publicado en el periódico Extremadura, 3 de noviembre 2012
Magnífico artículo. Gracias.