Cuando yo era pequeño escuché a un adulto maldecir a otro. Malas liendres te maten. Eso le dijo. Corrí al auxilio del diccionario. A buscar la palabra liendre. Huevo de piojo. Me pareció una maldición terrible. Cómo es posible matar a nadie con huevos de piojos. Extraño y espeluznante modo de morir. Ni en la mente del que imaginó los ovejas zombis cabe algo tan tremebundo. Siempre supuse que algo fallaba en esa maldición. Y, en efecto, hay algo que falla. Lo que el adulto de mi historia quería repetir es una vieja maldición que data de la Edad Media y de la que se conocen dos versiones: “mala landre te mate o mala landre te coma”. Es una expresión documentada en todos nuestros clásicos. Sirva de ejemplo este de Juan Rodríguez Florián, quien en 1554 la usa en su Comedia llamada Florinea: “Mala landre me mate, que aún la escalera no cerré con tus priesas”.
Pero, ¿qué significa la palabra landre?
Landre, en realidad, es, como ya dice Covarrubias en su Diccionario etimológico de 1611, una corrupción de la palabra latina “glande”, que significa bellota. Tomada en su extensión metafórica ha dado mucho juego. Hay muchas cosas en la naturaleza del hombre semejantes a una bellota. Sin ir más lejos, la cabeza del miembro viril, como la define el RAE desde 1869. Aunque el primer diccionario que incluyó esta definición fue el Diccionario General de Ramón Joaquín Domínguez publicado en 1853.
Ahora bien, cuando el objeto comparado semeja una bellota de reducidas dimensiones no se emplea la voz glande sino su diminutivo latino, glándula.
Eso nos conduce directamente al significado de landre. Tumefacción inflamatoria, del tamaño de una bellota, de un ganglio linfático, generalmente del cuello, axila e ingles.
Y, antes que esto, significó también peste bubónica. Con lo cual ya cobra sentido completo la vieja maldición: mala landre te mate. Es decir, que la peste te mate. Nada que ver con los pobres piojos.
Otro significado de la palabra landre que aún mantiene el diccionario es el “bolsa escondida que se hacía en la capa o vestido para llevar oculto el dinero”. En realidad, la expresión tiene un origen un poco más truculento.
No olvidemos que durante la Edad Media hubo en nuestra patria, y en Europa entera, un espectáculo aún más frecuente que la propia peste, y no menos terrible. La miseria. Y con ella los pordioseros. Pues bien, los mendigos solían guardar las monedas que se les arrojaba en una pequeña bolsa oculta en el interior de su capa. A este falso bolsillo es al que se le dio el nombre de landre. Tal vez por su obvio parecido con una bellota. O con un tumor. Vaya usted a saber. Ay de los pordioseros de ayer y de siempre, cargando los pobres con sus tumores, sus tristes landres y sus muchas liendres.
Sigue escribiendo así, me encantan tus curiosidades.
gracias, Mia. Y a mí me encanta saberte por aquí. Un besazo.