Si hay una palabra que está siendo tendencia en el cierre de 2023 es amnistía. Un término de lo más vigente y polémico y que, sin embargo, tiene a sus espaldas una historia antigua que nos lleva a la antigua Grecia. En concreto, a las guerras del general Trasíbulo contra los Treinta Tiranos.
Trasíbulo fue un general ateniense que vivió hacia finales del siglo IV a.C. Se sabe que en el año 412 a.C. se le nombra general de las tropas prodemocráticas para que defendiera la ciudad de los oligarcas, que se habían hecho con el poder tras un golpe de Estado.
Entabló varias batallas contra los oligarcas, a los que apoyaba el ejército espartano. Pero en el año 403 consigue la victoria definitiva. Mata a Critias, el líder de los tiranos, y al resto los expulsa de Atenas.
Y con el propósito de que la ciudad recobrase la paz y la estabilidad, promovió una ley que consistía en ordenar el olvido de lo ocurrido, por parte de un bando y de otro. Para ello usó la voz amnestía, que es una palabra compuesta del verbo mimnéskein (recordar) y el prefijo negativo a-. La palabra, pues, viene a significar “el olvido de los delitos”.
Antes fue amnestía
Así que la palabra original es amnestía y no amnistía. La RAE, ya en 1726, se dolía de que la gente usara la voz amnistía y no amnestía, que es más fiel a la etimología. Dice literalmente: “ya comúnmente se usa amnistía, aunque muy mal”.
En la palabra amnestía es fácil ver la relación que guarda con amnesia. Ambos términos tienen que ver con el olvido. Y ambos se sirven del prefijo a- negativo o de negación. Solo que una voz ha devenido en término médico y la otra, político.
Mientras que la palabra amnesia puede ser individual o colectiva, metafórica o real, amnistía solo se usa, en su mayor parte, para contextos limitados al ámbito político, Según el CORPEX del siglo XXI, el 72 por cierto de su uso se engloba en el área temática de la política, la economía y la justicia.
Palabra aburrida
Se ha convertido en una palabra aburrida. Sin embargo, algunas de sus hermanas, es decir, otras que, como ella, tienen como madre la raíz *mnen, usada para crear palabras que designan procesos mentales, ha originado voces con más fortuna y recorrido, como, por ejemplo, manía o musa, entendidas estas como las encargadas de que las artes no caigan en el olvido.
En latín, esa raíz mnen da palabras como mens-mentis, que en español es el origen de mentecato o demente y de todos los adverbios acabados en mente.
Es, pues, una raíz muy productiva, origen de mentir, de comentar, de moneda…
AMNISTÍA, INDULTO Y GRACIA
Amnistía, es un perdón de los delitos políticos y es otorgada por una ley. En nuestro país, la Ley de Amnistía del 15 de octubre de 1977. Tiene carácter colectivo.
Mientras que el indulto es el perdón total o parcial de una pena a título individual, y lo puede conceder un Jefe de Estado.
Otra diferencia es que, mientras que la amnistía conlleva el olvido legal de delitos y extingue la responsabilidad de sus autores, el indultado nunca pierde su condición de condenado, por lo que sería reincidente en caso de cometer nuevos delitos.
Etimológicamente, las diferencia también su origen. Amnistía es griega e Indulto es palabra puramente latina, del verbo indulgere: ser indulgente, ceder, permitir.
En cuanto a la palabra gracia, es puramente latina. El RAE dice que es lo mismo que indulto, y como este, tiene carácter individual y se considera un favor o beneficio que concede un superior a un inferior. De las tres, es la palabra más antigua. Nos acompaña desde los orígenes de la lengua castellana.
Ya en 1611 Covarrubias, al definirla, decía de ella que tiene muchas acepciones. Pero es que ya venía cargada de significados desde la época de Cicerón, donde se usaba con el significado de belleza, bondad. Eso da sentido a la oración “llena eres de gracia”.
También significa regalo, por lo que podemos entender como regalo de Dios. Otro significado es favor, reconocimiento (que es por lo que nosotros seguimos quedando agradecidos por algo); pero también como beneficio, perdón o indulgencia. Al ciudadano inclinado a hacer este tipo de beneficios se le llamaba “gratus” o “gratiosus”, que se convierten en grato y gracioso en castellano. Y cuando se prestaba un servicio a la República de forma desinteresada, es decir, sin retribución alguna, se decía que era “gratis”.
Puedes escuchar este episodio de Te tomo la palabra (en Gente Corriente de Canal Extremadura) pinchando aquí.