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Tu idioma es tu patria |
En el extranjero, las orejas se te vuelven lobos con hambre de palabra española. Sorprendes a alguien hablando tu idioma y te detienes a mirarlo con un punto de nostalgia. Te paras a recrearte en el sonido como cuando tras una ventana abierta descubres un aroma que te transporta a otro tiempo y te detienes a papar el aire.
En el extranjero comprendes que tu idioma es tu auténtica patria, tu tesoro. Pero también que es esta gente con la que te cruzas de cuando en cuando quien de verdad te representa en el mundo, más que la clase política o la Familia Real, porque el conjunto de sus actos es lo que conforma eso que llamamos el “tópico español”. En la época en que Julio Camba escribía sus crónicas, el español era un señor bajito, con bigote y cara de mala leche. Después se convirtió en un señor bajito que hablaba alto y se lavaba tarde y mal. ¿Y ahora?
En el extranjero, las orejas se te vuelven lobos y los ojos jueces. Descubres a alguien hablando en tu idioma y de inmediato le miras con el rabillo del ojo para preguntarte qué clase de tópico es el que va esculpiendo. Sobra decir que hay de todo, como en botica. Pero hace unos días, en Peniche, Portugal, vi a una señora recorrer un buen trecho de playa con unos papeles en las manos hasta dar con una papelera. El gesto solo la honra a ella, es cierto, pero cuando descubrí que era española, ya ve usted qué tontería, a mi me llenó de orgullo y satisfacción. Y ayer, en un jardín de Lisboa, vi a unos chavales inmensos sacar de sus mochilas manteles, cubiertos, platos, y montar una mesa como no se puede pedir más. Tan limpio, civilizado y moderno todo que sentí curiosidad. Me acerqué, a papar su idioma. Españoles. Jóvenes, preparados y con educación. Los demoledores de tópicos. Ya iba siendo hora.
Publicado en la contraportada del periódico Extremadura