Esto, que luego se lo he escuchado decir a otros muchos músicos, no deja de ser desconcertante. Porque resulta que Diego Antúnez, para quien no lo sepa, es un flautista de Almendralejo, con un currículum como solo pueden permitirse quienes los dioses besan en la frente, y que debería ser algo así como el Paul Gasol de nuestra música. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, no tiene otra ocupación que la de estar mano sobre mano o diseñar carteles con la palabra HELP que luego arroja a su muro de facebook como botellas de náufrago. En él hasta la tristeza es ingeniosa. Yo le reía la gracia. Luego, no. Su grito de auxilio es el grito de una España que se asfixia, y no tiene nada de divertido. Tiene más de pez al que han echado de la pecera para poner en su lugar a economistas, emprendedores de cosas inciertas, gente incapaz de valorar el talento que no se transmuta en oro. Una lástima, porque en Extremadura en esto del talento siempre andamos a ver si suena la flauta. Y nadie la hace sonar como Diego Antúnez.
Mi enhorabuena,éxito total pasamos una tarde inolvidable……gracias florian un abrazo
Me parece increible la reflexión que presentas. Conozco a Diego de un día que Alicia nos hizo comulgar a unos cuantos y creo que nos dejó a todos marcados ese encuentro.
gracias. Yo también lo pasé genial. La presentación de Teoría del fracaso fue un éxito. Ahora queda que su lectura también lo sea, y que no defraude. Un abrazo
Conozco a Diego desde que éramos niños. Nuestra amistad es vieja, constante y sólida. Y te puedo asegurar que salvó mi adolescencia con su humor, sus rarezas. Y así se le he hecho saber a él en alguna ocasión. Su música, su forma de entregarse. Único.
¿Comulgar? ;P
Alucia