Manual de uso para llevarse bien con un hombre dignamente calvo.
.- Un hombre calvo es un hombre brillante, sobre todo cuando suda.
.- Ser un hombre calvo es un punto; al menos, un punto de referencia.
.- Un hombre calvo nunca guarda rencor: por más peliaguda que sea la ofensa siempre echa pelillos a la mar.
.- Los hombres calvos somos la raza más antigua de la humanidad. Provenimos directamente de Adán, del Adán de antes de la caída en el pecado, del Adán recién hecho con el barro de Dios, que era lo más a mano que daba la ocasión, he ahí el por qué de que a la ocasión la pinten calva. Los melenudos, sin embargo, son hijos de Adán y Eva después de la caída, por eso Dios les dijo eso de que con el sudor de su frente ganarían para el pan y para un tratamiento anti-caída.
.- Nunca mires a la cabeza de un hombre calvo mientras le hablas o pensará que te importa más su calva que su conversación. Nunca mires a otra parte cuando hables con un hombre calvo o pensará que rehuyes su calva. En conclusión: nunca mires a un hombre calvo.
.- Nunca hables a un hombre calvo de su calva como si fuera un trauma porque pensará que eres bobo. Nunca hables a un hombre calvo de su calva con naturalidad porque pensará que le estás tomando el pelo. En resumen, nunca hables con un hombre calvo.
.- Pero si las circunstancias te llevan a hablar con uno, recuerda que hay tres cosas que jamás debes mentarle a un hombre calvo: a su madre, a Vidal Sasson y, sobre todo, ni hablar del peluquín.