Querido Diario, la clase de religión de ayer estuvo muy bien porque la señorita nos pidió una redacción con el título “¿Cómo convencerías a un amigo de que Pablo Iglesias es un rojazo que va a ir al infierno de cabeza?” y hay que entregarla mañana. Yo creo que en clase nadie sabía qué era eso de ser un rojazo, pero la única que se atrevió a preguntar fue Lolita, que levantó el dedo y preguntó que si los rojazos que van al infierno son los de la selección española cuando pierde. La señorita la miró como mi mamá dice que Mariló Montero mira a la Igartiburu y le dijo que no, que esa es otra Roja y que un rojo es el señor, señora o extranjero que no respeta las leyes de la Santa Madre Iglesia, a lo que Lolita respondió que si podía concretar, que las leyes de la Madre Iglesia son más complejas que la familia de Julio Ídem. Y ahí la señorita ya no pudo contenerse y la castigó sin recreo, por contestona.
Llegué a casa y me puse a hacer los deberes y miré en el libro de religión y hasta en la Biblia de mamá a ver qué leyes podían ser esas de las que habla la señorita y creí que iban a ser las que dicen que respetarás a tu padre y a tu madre, que no robarás y que no mentirás, pero cuando se lo conté a mi papá me dijo que si ser rojo fuera eso entonces Urdangarín y señora serían dos rojazos de catálogo y que por esa regla de tres a este país el Infierno le iba a quedar más ajustado que unas bragas a Falete.
Dejé a papá y acudí a la abuela, que lo único que me dijo es que el tal Iglesias ese no se la da, que es un bobo con piel de cordero, o algo así, y que si algún día llega a ser el que más mande del mundo nos podará las pensiones y podará los sueldos y podará la seguridad social y todo lo podable que se le ponga por delante, y que es por eso que le llaman Podemos. Eso ya tenía un sentido: Pablo Iglesias es Manostijeras y por eso va a ir al Infierno. Lo malo es que luego llegó mi mamá y me desmontó la teoría. Me dijo que es Podemos de poder y no de podar, y que no tenía que hacerle caso a la abuela, que cómo va recortar nada un tipo que no se recorta ni el pelo. Y eso también tiene su lógica.
Así que antes de cenar llamé a Dieguito y resulta que su padre, que sabe mucho de religión porque se lee todos los artículos de Juan Manuel de Prada, le había contado que el Iglesias va a ir al infierno no por rojo sino por amargado, porque no le gusta nada, ni le gusta la Iglesia, ni la monarquía, ni el capitalismo, ni el fútbol, ni los toros, ni los aforos, solo la comida vegetariana y el champú de camomila. El padre de Dieguito piensa que El coletas es un pesimista y por eso le llama “el pesi-cola”.
En fin, querido Diario, me voy a la cama y no averigüé qué es un rojazo ni por qué quieren enviar al infierno a ese señor. Mi papá dice que no me preocupe, que ya ni el Papa cree en el cielo ni en el infierno, y que solo existen los paraísos fiscales. A ver cómo le explico yo eso a la señorita.
Publicado en el diario HOY el sábado 28 de junio del 2014
La sutil ironía refleja metafóricamente una realidad desnuda … felicidades y gracias por un relato tan elocuente 😉
Muchas nueces y poco contenido, mucho "rojear" y poco explicar. Aunque la redacción es bastante buena.