Calvos en una noche memorable de música en el Freedom Hall de Almendralejo |
Publica este periódico una encuesta que deja claro que la mujer moderna prefiere al hombre de cabeza peluda y cuerpo depilado. Tómelo usted a broma, pero para mí es una herida abierta: soy la negación del ideal femenino contemporáneo. Me miro al espejo y pienso como el Papa en Auschwitz: Señor, cómo has permitido esto.
Y no es que a estas alturas reniegue de mi suerte, es sólo que percibo que la filosofía de Llongueras ha contaminado la vida cultural y política del país. Mire usted la propaganda electoral de los partidos políticos: no es precisamente el programa lo que campea en ella, sino el rostro de algún tipo sonriente y con mucho pelo, en plan porque yo lo valgo . Es como si temieran que el pueblo fuese a pensar ante un político calvo: si no supiste defender tus intereses, cómo vas a defender los míos . Será por eso que desde la transición para acá ningún presidente de gobierno ha sido calvo. En la balanza del poder, vence la estética sobre la ética.
Pero no es sólo en política. Fíjese en los premios Príncipe de Asturias de este año: Auster, Almodóvar : dos brochas de afeitar. Sólo falta David Bisbal . En esta patria nuestra, en cuanto un artista clarea, queda relegado a la canción protesta y al cántico espiritual, como Amancio Prada . Ay, si en vez de a los Legionarios de Cristo, Ruiz Mateos hubiera donado mil millones a los investigadores de Corporación Dermoestética.
Luego dirán que no es fácil ser mujer, pero es más difícil ser calvo y no morir en el intento. Rajoy lo sabe: por eso dijo en el Congreso que pronto dejará de ser oposición: porque la frente de Zapatero da muestras de retroceso, y eso el electorado no lo perdona.