Los políticos están la mar de contentos con el nuevo Estatuto, y seguro que no les falta razón, pero uno pregunta por la calle y la opinión se divide entre los que creen que un estatuto es el sitio donde los chavales se sacan el bachillerato y los que creen que es la enfermedad que pillaban los marinos por no comer fruta. Y como ésta, muchas palabras solo sirven para confundir a la gente. Pues bien, he aquí un glosario urgente de términos políticos que aclaran el asunto.
Estatuto: amalgama de la frase italiana “está tutto pieno”, todo lleno, usada para señalar que no cabe ni un tonto más. Por economía del lenguaje se dice estatuto o norma, que es otra reducción de la palabra “normal”, es decir, que si usted ve que está-tuto hasta el culo de idiotas, no se alarme, es normal. Hasta pocos hay, para estar en manos de quienes estamos.
Comunidad Autónoma: Curioso grupo de personas circunscritas a una porción de tierra donde, según su propio criterio, el cielo es más azul, las vacas más gordas y el idioma más puro que en las porciones vecinas. Dónde va a parar.
Bandera autonómica: Símbolo que unifica criterios. También se llama enseña, estandarte o blasón pero, entre usted y yo, con llamarla “dinero” le entenderán en todo el reino.
Patrimonio de la Comunidad Autónoma: Alude a la industria, al idioma, al paisaje y al tonto del pueblo. Con esto de la crisis apenas quedan industrias y la plaza de tonto está reñidísima; yo me presentaría, lo malo es que piden carné del partido.
Himno autonómico: Politono que suena en los actos oficiales. Es muy emotivo y tiene la ventaja de que al que se aprende la letra le conceden dos créditos para el puesto de tonto del pueblo.
Ideal: En singular no significa nada; en plural es una marca de tabaco.
Dimisión: palabra malsonante que se pronuncia sólo si se está en la oposición. En realidad nadie sabe de qué se trata porque, como el unicornio, todos hablan de él pero nadie le ha visto. Según fuentes regular informadas, dimisión es una categoría que divide a los políticos de raza, como en el fútbol, en políticos de primera dimisión, de segunda y de dimisión preferente, pero no me hagan mucho caso.
Votox: Toxina botulínica usada como cosmético. Llamamos, pues, intención de votox al tipo o tipa que está pensando en inyectarse, pero, por lo que sea, aún no lo tiene claro. Para el mejor uso de la mercancía, se recomienda inyectarse cada cuatro años. Un votox mal inyectado puede producir parálisis del sistema o corrupción en los órganos blandos, por eso cada vez hay más indecisos.
Me ha encantado; claro, clarísimo.
La verdad es que parece un retorno al castellano claro, como el de Camilo José Cela.
Vamos, que al pan, pan, y al vino, vino.