Adelante chicos, a tapar la calle, que no pase nadie, que se venga el cielo abajo con un grito unánime de indignación que silencie los altavoces de los mítines y ponga en su sitio a los vendedores ambulantes de promesas electorales. A tapar la calle, que no pase nadie, ni a izquierdas ni a derechas, porque si a vosotros os han estafado el presente a nosotros nos maquillaron el pasado y nos robaron el futuro. Nos han engañado durante años, todos y cada uno de ellos, porque aquí hasta el Tato ha intentado aprovecharse de una democracia nacida con el esfuerzo de varias generaciones de gente anónima sin que nadie rinda cuenta por los desmanes y los excesos. Así, pues, gritad, hijos del agobio y la indignación, que al menos les quede claro que sabemos que en el juego de la democracia las cartas están marcadas y siempre ganan los mismos. Pero, ojo, eso no significa, como creen algunos, que les estemos pidiendo que cambien de juego; sólo queremos que cambien de baraja. Que nadie piense que detrás de estas manifestaciones hay necesidad de un líder salvador o de una mano de hierro. Si algo necesitamos con urgencia es saneamiento, mudanzas, no derribo.
Puede que nuestra democracia esté enferma, cómo negarlo, pero es una democracia joven, casi adolescente, y sus enfermedades son todas de crecimiento. De modo que a por ellos, chicos, a tapar la calle, a levantar un friso de reivindicaciones en el horizonte que les avergüence por lo que nos han hecho, porque teniendo a la historia de su parte se han entregado a la avaricia: por su avaricia somos líderes en desempleo , por su avaricia somos el noveno país del mundo con más millonarios, por su avaricia gozamos de unos sueldos tercermundistas, un despido libre, una banca que es como un monstruo salido de una película de resident evil, una tele inculta y un sistema educativo que es un insulto. Eso sí: tenemos al entrenador de fútbol mejor pagado del planeta.
Por todo ello, llegó la hora de tapar la calle y poner orden en casa.
Por todo ello, llegó la hora de tapar la calle y poner orden en casa.
Gracias Florián. Me ha encantado.
Como dice mi amigo Edorta, vivimos en un país donde se puede acampar para ver a Justin Bieber pero para defender nuestros derechos.
A las doce y cinco estaremos en/con Sol, para lanzar un grito mudo pero que se oirá alto y claro.
Y mañana saldremos en manifestación.
Un abrazo,
María