Queridos padres, me alegraré que al recibo de estas cuatro letras se encuentren bien, yo bien, a Dios gracias. Les ruego no tomen a mal estas demoras, ni me olvidé ni les perdí el respeto, es sólo que por aquí el tiempo libre no sobra, amén de que cada día cuesta más encontrar uno que entienda las cuatro reglas, ni les cuento uno que sepa escribir sin tachones y que no cobre un pico por copiar estas letras que de tarde en tarde les envío.
Yo voy bien de salud y la comida no falta, que, entre la que nos da el patrón a la noche y la que arrojan los señoritos desde la ventanilla del AVE, hacemos, mal que bien, nuestras dos comidas diarias. Al Andrés el otro día le saltaron un ojo con un yogur, que hay señoritos que cuando arrojan la comida no se sabe si están haciendo caridad o tiro al plato. A mí todavía no me han saltado nada, a Dios gracias, por ahí no tienen por qué preocuparse. Sin embargo, la presente es para comunicarles que este mes no podré enviarles dinero. Según he oído, viene el Rey a inaugurar no sé qué de una Cumbre del G8 y, como dice el capataz, los gastos corren por cuenta de todos, que para eso somos una democracia. El del sindicato dice que ni hablar de quejarse, que podríamos estar peor, que por lo menos nos llevan a los toros una vez al año y nos leen el Marca antes de dormir. Supongo que por eso este país se llama ahora Marca España.
Pero, para que no piensen que su hijo es un triste, les anuncio que pueden enviarme al hermano cuando quieran, que ya cumplió los catorce años, y verán cómo entre lo mío y lo que le den a él sacamos para la cuota del seguro médico y en tres años arrejuntamos para la operación de cadera de madre.
Sin otro particular, se despide con cariño, siempre suyo este que lo es, desde Marca España a 22 de junio del 2030.