Que vaya por delante que yo no me considero un indignado. Acaso estuve indignado en un principio, pero la indignación es como la ira, que ni dura mucho ni hay cuerpo que la aguante. Yo soy, desde hace tiempo, simple, humilde y anónimamente un decepcionado. Uno más. Decepcionado con la política, con los políticos y con quienes les bailan el agua. Y, para que quede claro, digo desde ya que esto no va contra los indignados sino todo lo contrario, que el movimiento 15M cuenta con mi apoyo y mi admiración. Porque, a mi entender, la indignación es activa, te llena de coraje, te saca a la calle a gritar, a pedir reformas o a pedir la cabeza de alguien. Sin embargo, la decepción, a lo más que te lleva es al sofá o al bar más cercano. Yo soy uno de estos, de los que tiene el músculo democrático aburrido y los días de elecciones me los paso por el forro de la indiferencia. Por qué. Pues hasta ahora no me dio nunca por ponerlo en claro, pero, con la que está cayendo, creo que es hora de reflexionar sobre el asunto y enumerar las causas, algunas al menos, que me inmovilizan y me congelan la mano de votar.
1.- Estoy decepcionado porque he conocido un gobierno de centro donde el dinero importaba más que las personas. Un gobierno de derechas donde el dinero importaba más que las personas. Un gobierno de izquierdas donde el dinero importaba más que las personas.
2. Estoy decepcionado porque he visto a la política olvidarse del pueblo, de los intereses de sus gentes, y caer en una partidocracia que solo atiende a sus propio beneficio.
3.- Estoy decepcionado porque he visto a la Justicia someterse a la política, la política a los partidos y todos al dinero.
4.- Estoy decepcionado porque miro a la redonda y entre tantos edificios enormes y feos veo un solo teatro que, en el mejor de los casos, abre un par de veces al mes y para eso con resultados ruinosos, mientras que, a su alrededor veo una veintena de bancos que cierran una vez al año y tienen en sus manos a nuestro presente temblando de miedo y a nuestro futuro hipotecado hasta donde se pierde el horizonte.
5.- Estoy decepcionado porque soy hijo de una familia obrera, que se crió en una casa con sólidos muros que te protegían del frío y del calor y que a mi padre llevó diez años de su vida costearla. Y confié y esperaba que mi futuro sería más confortable que el de mis padres. Sin embargo, cincuenta años después, heme aquí, en un bosque de edificios feos como hechos por aprendices de colmeneros, donde, además de carecer de intimidad y necesitar toda una vida para pagar la hipoteca, tiene uno, para no helarse en invierno ni achicharrarse en verano, que instalar aparatos eléctricos contaminantes, carísimos de mantener y que solo han servido para enriquecer aún más a las compañías eléctricas, a los monopolios y a los especuladores inmobiliarios. Y todo esto, durante décadas, se ha llevado a cabo con el consentimiento y la complicidad de los mismos políticos a los que yo votaba para que me protegieran de esta escoria.
6.- Estoy decepcionado porque el transporte público, en concreto el tren, que habría sido, sobre todo en Extremadura, una opción óptima para el ahorro de energía y para la salvaguarda del espacio natural, ha sido esquinado y suplantado por una inmensa red de carreteras, en beneficio de la industria del petróleo, la misma que tiene pillada por los huevos a Occidente y amenaza con llevarnos a todos a la ruina, cuando no a otra cosa peor.
7.- Estoy decepcionado porque los planes de estudios, esos que tendrían que habernos convertido en personas más sabias, más reflexivas, más humanas, más felices, han sido puestos en manos de tipos a los que nuestra capacidad de reflexión y nuestra felicidad les importaba mucho menos que el balance final de sus cuentas de resultado.
8.- Estoy decepcionado porque con su impericia, con su simpleza, con su avaricia y su afán de lucro y poder, han conseguido que la mayoría de nosotros desconfiemos de las instituciones, de los sindicatos, de la justicia y de la democracia. Y esto, además de intolerable, es tremendamente injusto, porque costó siglos llegar a este estado de derecho, porque costó ríos de sangre llegar hasta donde hemos llegado, y porque sobre esa nata de corruptos, estúpidos e inoperantes hay un magro cuerpo de gente laboriosa y honrada.
9.- Estoy decepcionado sobre todo conmigo mismo, porque mientras tuve coche, piso y un sueldo con que pagarlo, cerré la boca y no dije nada sobre lo que estaba ocurriendo a mi alrededor, aunque lo veía, como todo el mundo. No protesté cuando gastaban un buen pellizco del presupuesto en costosísimas bodas reales, ni dije nada cuando despilfarraban las arcas trayendo a mi pueblo, a miles de pueblos, artistas que cobraban más en una sola actuación que yo en un año, ni levanté el dedo para protestar cuando derrumbaban casas, bodegas, edificios antiguos donde los especuladores podaban nuestro patrimonio y labraban nuestra ruina.
10.- Estoy decepcionado porque cada uno de nosotros tiene en su casa cincuenta canales de televisión, microondas, internet, teléfonos móviles, coches, libros digitales y de papel, máquinas que deberían servir para hacernos más cómoda la vida proporcionándonos más tiempo de ocio y, por el contrario, hemos dejado que toda esta tecnología caiga en manos de usureros que la ha utilizado para esclavizarnos, para idiotizarnos, para convertirnos en otro electrodoméstico más, quizás el más barato de todos.
11.- Estoy decepcionado porque aquel logro de nuestros abuelos de “un hombre un voto” ha dejado de ser una conquista para convertirse en un sarcasmo. Hemos dejado de ser hombres para convertirnos solo en cartón de voto. Así siento yo al menos que nos ven nuestros políticos. Así siento que nos hablan y que nos consideran. Como a lerdos a los que hay que convencer durante una campaña electoral que a nosotros nos sirve de bien poco y a ellos les sirve para legalizar sus despropósitos. Y yo me cansé de ser simplemente un voto. Dejé de votar para volver a ser sólo un hombre. Para pensar como un hombre, para que mi carne invisible de votante se volviera a coagular y se hiciese de nuevo visible a los ojos de nuestros políticos, o al menos a mi conciencia ciudadana. Por eso no voto. Para ser menos voto y más hombre. Porque al voto es fácil de engañar, pero al hombre no tanto. Por eso no voto, pero votaré. Porque es mi derecho, porque es un logro de mis padres, de mis abuelos, nuestra mejor herencia. Votaré, pero sólo cuando vuelva a sentir que no miran a mi monedero cuando me hablan de libertad y de justicia; cuando vuelva a sentir que la política dejó de ser un trampolín para mangantes. Votaré cuando vuelvan a tratarme como al mejor bien que posee este país, un hombre, una persona, un ciudadano.
Llevo toda mi vida de votante sintiéndome ridículo cuando voto, y no soy el único. Tus palabras, Florián, ponen nombre a lo que muchísima gente siente y no sabe ni porqué lo siente: Me parece un don divino, un poder que esta vez Dios ha puesto en muy buenas manos.
Jose A. Perera.
YO PARA, AL MENOS QUEJARME D LAS CONDICIONES D LAS MESAS EN MI REPÚBLICA PLATANERA PREFERIDA Y PARA PODER SEGUIR SOÑANDO Q VALE PARA ALGO
Ignoro si seras un indignado o no, pero casualmente estas "decepcionado" por las mismas cosas que lo están los "indignados".
De todos modos, siento decirte, que si lo tuyo es el "no votar" tampoco deberías protestar, puesto que te guste o no, el no votar es posicionarse involuntariamente a favor del partido mas votado.
"si lo tuyo es el "no votar" tampoco deberías protestar, puesto que te guste o no, el no votar es posicionarse involuntariamente a favor del partido mas votado"
Se ve que no te has enterado de nada de lo que has leído. Yo ya estoy harto de que se me rían y no me da la gana votarlos. Y si me quiero quejar pues me quejo. Que para eso vivo aquí, respeto las leyes y pago mis impuestos, no te jode..
Disfruta de lo que indirectamente has votado (al no votar has ayudado electoralmente a los que te han decepcionado).
Sal a la calle mañana 19J e indígnate con mucha más gente.
Jorge tiene toda la razón. Eso de que "hay que votar porque si no beneficiamos al partido más votado", o lo de "si no votas no puedes protestar" es una frase que la gente repite como un loro y no me suena a pensamiento propio. En verdad, el no votar es la solución más perfecta por que, si ninguno fueramos a votar, no podría gobernar nadie, y no les quedaría otra que dar paso a una democracia real YA.
De todas maneras, el texto no va por ahí. No habla del no votar como una buena opción. El texto habla de un sentimiento humano, una decepción con mayúsculas por las trampas del juego, una decepción en toda regla, una decepción no caprichosa, una decepción absolutamente necesaria, y rotundamente justificada.
J.A.P.
Esto es un complot judeo-masónico-comunista.
¡¡GOLPE DE ESTADO YA!!
Viva la Extrenadura tradicionalista dentro de la ESPAÑA UNA, GRANDE Y LIBRE.
¡¡¡SUBLEVACIÓN!!!
ARRIBA ESPAÑA
Yugos y Flechas
Llevo media hora riéndome del comentario anterior, este tipo es un cachondo mental!!!
A ver. Excepto el comentario anterior a este; sí, el de la 1/2 hora de risas; el mío exigiendo ¡¡¡SUBLEVACIÓN!!!, es mil veces más llevadero que las gilipolleces escritas en los otros, incluídas las del artículo de Florian Recio.¡AH! se me olvidó otra exigencia: ¡¡PUERTO DE MAR PARA EXTREMADURA, YA!!
Hay que joderse.
¡¡¡CHACHO,ABAJA YA!!!
Abrazos para todos
Es increíble que haya individuos que apenas saben hilar dos frases sin utilizar algún insulto -que ni gracia tienen para insultar, dicho sea de paso-, que se dediquen a menospreciar, criticar y e intentar sabotear la creación intelectual y literaria de altura de otros.
Lo que demuestra nuestro amigo Anónimo (el de los yugos, las flechas, el puerto de mar y demás sandeces) es que tiene mucho tiempo libre, muy mala baba, y cierta animadversión contra el Sr. Recio.
Dicho esto, a lo que interesa, que es el post en sí, decir que, si bien yo he votado y pienso seguir haciéndolo, entiendo perfectamente la postura expresada por el Sr. Florián, y la comparto. Son muchos los decepcionados que hemos sido neutralizados por un sistema que se autoalimenta y que nos tiene a los ciudadanos como meros "consumidores votadores"… muchas gracias al autor por ser capaz de cristalizar en unas líneas la esencia de lo que muchos sentimos.
Fdo. Ciudadano constructivo
Al anónimo Ciudadano constructivo (la “c” de constructivo debería ser mayúscula)
Va para ti.
Tiempo libre.- Me lo puedo permitir.
Mala baba.- La que me producen los tipos como tú, que no son capaces de diferenciar un agravio en toda regla, de una simple manifestación irónica.
Animadversión al Sr. Recio.- NINGUNA. Algunos de sus artículos me parecen buenos; concretamente el que nos atañe: ni bueno, ni malo. Pero sí es cierto, que en absoluto estoy de acuerdo con lo que en él expone.
Tu glosa.- Si compartes y entiendes la postura del “Sr.” Florián -¡ah! antes de seguir; “Sr.” nunca se antepone al nombre propio, siempre al apellido. De vez en cuando es bueno dar un repaso al protocolo de los tratamientos- ¿qué clase de personalidad es la tuya que continuas votando?. Por lo que me veo en deducir, sin apenas esforzarme, es que tú perteneces a ese hato de vacilantes, considerados a sí mismo, como tú bien dices (joder) “consumidores votantes” ¡mandeeee!. No rebusques palabrejas que para eso se necesita talento. Y mi consejo. No te creas todo lo que lees en los periódicos.
Salud.
P.D.
Siento mucho don Florián, hacer uso de su blog, para aclarar “sandeces”.